

En noviembre del 1998, a causa del huracán George, la
Mesopotamia, El Cepillo, Los Montes de Oca, Quijá Quieta y Guachupita,
fueron arrasados por las aguas de los ríos San Juan, La Maguana y Las
Marías, que confluyeron en esos sectores.
El presidente de la República de entonces, el doctor Leonel
Fernández, dispuso que se construyera un área verde en la zona de la
Mesopotamia, pero 15 años después no se ha hecho nada.
Los afectados se negaron a ser reubicados en el sector Villa
Liberación, un proyecto construido -luego del paso del fenómeno- por
los gobiernos de Hipólito Mejía y Fernández Reyna.
La incertidumbre y temor surgen cuando se aproxima la temporada
ciclónica en el Caribe, debido a que República Dominicana está en la
ruta de los huracanes.
El temor se ha incrementado porque en menos de una semana la presa de
Sabaneta subió de 631 metros cúbicos a 636.76 metros con una entrada
de 28.29 metros cúbicos por segundo y con un desfogue de 8.22 metros
cúbicos por segundo.
El alto nivel de la presa se debe a los intensos aguaceros en la cordillera Central (cuenca alta del valle de San Juan).
Los residentes de la Mesopotamia no quieren ser reubicados en lo
que hoy es Villa Liberación, alegan que prefieren esperar la promesa
hecha por los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana y del
Partido Revolucionario Dominicano, 1996-2000 y 2000-2004, de
construirles edificios de apartamentos en el kilómetro 3, carretera San
Juan-Azua, porque no querían estar “juntos y reburujados”, sin entrar en
mayores detalles.
Hace poco, la Junta de Vecinos de la Mesopotamia realizó marchas y
vigilias en el parque Francisco del Rosario Sánchez y visitó la
Gobernación reclamando una solución del problema.
El presidente de dicha junta, el comerciante Leo Rosso (Bory), ha
advertido que quince años de espera es demasiado, al tiempo de
reclamarle al presidente Danilo Medina “que se case con la gloria” y
les construya el esperado proyecto habitacional.
Esperando un traslado
Leo Rossó (Boris), pesidente de la Junta de Vecinos de Mesopotamia,
en San Juan de la Maguana, reveló que más de mil 500 personas, entre
ellas mujeres y, ancianos, esperan desde 1998 ser trasladadas a otro
lugar más seguro.
Los moradores de La Mesopotamia perdieron sus hogares con todos sus
ajuares cuando las aguas arrasaron con todo a su paso dejando miles de
víctimas, que nunca pudieron ser contadas y muchos de cuyos cadáveres
jamás fueron hallados por las autoridades.