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Santo Domingo-.Sumido en un largo proceso de dispersión y reducción, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) hace el papelazo de su historia, mendigando una impúdica alianza con el gobernante Partido de
Los colorados no podrán conseguir mucho porque antes de negociar, ya se habían atado a un acuerdo con el partido morado que además lo necesita cada vez menos porque no sólo ha ido absorbiendo sus dirigentes y cuadros, sino también porque el presidente Leonel Fernández con un neo balaguerismo, ha asumido las posiciones conservadoras.
No deja de ser penoso el espectáculo que protagoniza el PRSC en las últimas semanas, aferrándose como tabla de salvación a una alianza con el PLD en términos indignos de una entidad que fue fundamental en el sistema político dominicano, en las tres décadas que mediaron entre 1966 y 1996.
Aunque para muchos no ha resultado sorpresa, porque su vigencia fue fundada en el caudillismo de Joaquín Balaguer y sus capacidades para mantenerse en el poder utilizando todos sus recursos, incluyendo el fraude electoral.
Sumido en un progresivo proceso de extinción llama la atención la torpeza negociadora de sus dirigentes. Es que tan pronto el presidente Fernández se reeligió en el 2008 y propuso una nueva Constitución al juramentarse en agosto de ese año, los reformistas se entregaron como aliados para los comicios de mayo próximo.
Sin tener nada en las manos, el archipiélago grupal en que ha devenido el reformismo, dedicó sus energías a disputarse la primacía en la gracia del nuevo caudillo.
Cada grupo quería ser el interlocutor válido del líder peledeísta, conformándose con fragmentos del pastel gubernamental y los más diversos privilegios que se reparten desde un poder todavía sin límites institucionales ni éticos.
Comparsa de la reforma constitucional del presidente Fernández, quedaron como insignificantes tras el pacto de éste con el dirigente perredeísta Miguel Vargas Maldonado, y han llegado al momento de definir alianzas sin haber asegurado nada para el colectivo político, degradados por el 4 por ciento de los votos que obtuvieron en las presidenciales del 2008, que les redujo en dos terceras partes el financiamiento del presupuesto nacional.