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lunes, 17 de octubre de 2011

EN INVIVIENDA ENCUENTRAN EL CUERPO DESCUARTIZADO DE UN POLICIA ESCOLAR


Santo Domingo:- Un palo en la nuca y dos puñaladas -una en el cuello y la otra en el corazón-, acabaron los días en un apartamento de Invivienda Santo Domingo de Adonis Vladimir Martínez de la Cruz, un raso de la Policía Escolar nativo del poblado de La Victoria y quien laboraba en la escuela Otilia Peláez, del sector de Sabana Perdida.

Con la bachata aún a todo volumen para no despertar sospecha entre los vecinos, los asesinos procedieron a descuartizar el cadáver y lo metieron en dos partes en sendas fundas plásticas de las que el cabildo local utiliza para el servicio de recogida de la basura.

Pero, ¿cómo sacar un cadáver descuartizado del segundo piso de un edificio de apartamentos sin ser visto por alguien en un sector tan poblado? La pregunta, sin embargo, no fue nunca una preocupación para los asesinos, porque obviamente todos los detalles habrían sido planificados.

En efecto, uno de los asesinos bajó la escalera cargando la funda que contenía la parte superior del cuerpo y la introdujo en el baúl del carro de la víctima que estaba estacionado en la esquina de la calle Jacinto Castro con Simón Orozco, mientras el otro aprovechó la rutina que embarga en horas de la tarde a los que tienen el hábito de dormir siestas y depositó las extremidades inferiores del cadáver en uno de los zafacones contiguos al edificio.

En la mañana del día siguiente, la señora Carmen Cuevas fue a botar la basura al zafacón y poco faltó para morirse del susto cuando vio los restos humanos mordidos por los realengos que se alimentan de los desperdicios del barrio.

 
En horas de la tarde del hallazgo de parte de los restos humanos en Invivienda, investigadores de Homicidios encontraron en un área despejada del sector Brisas del Este II, próximo a la calle C, dentro del baúl de un carro, la otra parte del cuerpo con la cabeza decapitada.

 No fue tarea difícil identificar a la víctima luego de que se estableciera que la numeración de la placa del automóvil en cuyo baúl se hallaron parte de los restos coincidía con la placa del carro del agente, la número A511552, aunque también los familiares lo identificaron en la morgue del Instituto de Patología Forense.

¿Quién o quiénes son los asesinos? ¿En dónde cometieron el crimen? Esas eran apenas dos de las tantas interrogantes que se hacían los investigadores, quienes pronto establecieron como primer sospechoso a Júnior de los Santos, un ex teniente de la Policía, amigo de Adonis, a quien conoció en La Victoria poco antes de que el oficial fuera cancelado por mala conducta.

Júnior se dio a la fuga. Su mujer, Dikauri Judith Santiago Núñez, declaró que su marido tenía dos días fuera de la casa y que no sabía su paradero porque no le cogía el teléfono.

Refirió que llegó al apartamento en horas de la tarde y que le extrañó el fuerte olor a cloro en la sala y en el baño, cosa rara porque el ex oficial no era un hombre dado a ayudarle en las labores de limpieza.

Con el rastreo de los celulares, la Policía determinó que Júnior había llamado a Adonis y lo invitó a su apartamento “porque me reintegraron y estoy celebrando, y quiero regalarte un chaleco antibalas y la caja de tiros antes de irme esta misma tarde a Monte Plata, donde me trasladaron, pero tienes que venir ahora mismo”.

Ocho meses transcurrieron para que Junior fuera ubicado y apresado mientras caminaba por las calles de Higüey en compañía de José Antonio Ramírez Polanco, alias Nacho, un capitán de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD), implicado en el crimen por el ex oficial de la Policía.

La versión de Junior fue que se trató de un ajuste de cuentas porque el agente se había “liquidado” con la suma de 20 millones de pesos producto de una operación de narcotráfico de una mafia domínico-colombiana que bombardeó un alijo de drogas en las inmediaciones de la Hacienda Estrella.

L
os familiares de la víctima, empero, niegan esa imputación y la consideran una “muerte moral” de dos criminales para justificar el cruel asesinato.