Fue un momento de gran
intensidad y muy personal", dijo el portavoz vaticano, Federico
Lombardi, que subrayó que la visita del Pontífice a la cárcel vaticana
traía a la memoria la que hizo Juan Pablo II en la prisión romana de
Rebibbia a Ali Agca, el turco que disparó contra él en 1981 en la plaza
de San Pedro del Vaticano.
"Esta mañana Benedicto XVI ha visitado en la
cárcel a Paolo Gabriele para confirmarle su perdón y para comunicarle
personalmente que había aceptado su petición de indulto, condonando la
pena impuesta.
Se ha tratado de un gesto paterno hacia una persona con
la que el papa ha compartido durante varios años una diaria
familiaridad", señaló la Secretaría de Estado en un comunicado.
Gabriele, que fue mayordomo del papa en los
últimos seis años, fue excarcelado inmediatamente y regresó a su
domicilio, a pocos metros de donde cumplía la pena, donde viven su
esposa y tres hijos.
El exmayordomo, precisó la "presidencia del
Gobierno" de la Santa Sede no recuperará ese trabajo y dejará de vivir
en el Vaticano.
"La Santa Sede, confiando en la sinceridad del
arrepentimiento manifestado, desea ofrecerle la posibilidad de reanudar
con serenidad la vida junto a su familia", subrayó la Secretaría de
Estado.
Lombardi afirmó que el perdón papal "es una buena
noticia" y el final de "un triste caso", conocido como el escándalo
"VatiLeaks", que durante este 2012 puso a la Curia Romana en la picota.
También por este caso, el informático vaticano
Claudio Sciarpelletti, de 48 años, fue condenado a dos meses de cárcel
por el delito de encubrimiento de Gabriele, aunque la pena quedó en
suspenso.
Lombardi dijo hoy que Sciarpelletti volvió a su
puesto de trabajo en el Vaticano hace varias semanas y que también se
estudiará para él el indulto, "para que pueda reanudar su vida en
condiciones de serenidad".
El VatiLeaks se desató a primeros de 2012 cuando
una televisión italiana publicó unas cartas enviadas por el actual
nuncio en Estados Unidos, Carlo María Vigano, al papa en las que
denunciaba la "corrupción, prevaricación y mala gestión" en la
administración vaticana.
Después, varios diarios filtraron otros documentos
en esa línea e incluso uno sobre un supuesto complot para asesinar a
Benedicto XVI antes de que acabara el año.
Ante la situación creada, Benedicto XVI creó una
comisión cardenalicia, presidida por el español Julián Herranz, para
esclarecer las filtraciones, que interrogó a una treintena de personas.
Pero fue el 19 de mayo cuando el escándalo estalló
en toda su plenitud: salió a las librerías el libro "Sua Santita", que
recoge más de un centenar de documentos reservados enviados al papa y a
su secretario, George Ganswein, y de la Santa Sede que desvelan tramas e
intrigas en el Vaticano.
El 23 de mayo, Gabriele fue detenido por la
Gendarmería tras encontrar en su domicilio miles de documentos
fotocopiados y muchos originales enviados al papa, algunos de los cuales
estaban publicados en el libro de Nuzzi.
Dos días después fue detenido Sciarpelletti, tras
encontrar en su mesa los gendarmes un sobre con documentos que
supuestamente le dio Gabriele.
Gabriele fue juzgado por robo con agravantes y
Sciarpelletti por encubrimiento y el 29 de septiembre comenzó el juicio
más mediático de la historia de la Iglesia.
Durante el juicio, Gabriele se mostró impasible,
dijo que actuó "por exclusivo amor" hacia la Iglesia y hacia el papa y
aseguró que no se sentía un ladrón.
El mayordomo infiel afirmó que la situación de
"desconcierto" que veía en el Vaticano, así como la corrupción en la
Iglesia, fue lo que le empujó a su acción, con el objetivo de que la
publicación de los documentos supusiese un 'shock' para la Iglesia y
esta volviese al buen camino.
Paoletto dijo que el papa es una persona "manipulable" y que estaba mal informado.
El 25 de octubre, al no recurrir la sentencia, esta pasó a ser definitiva y Paoletto fue encarcelado.
Ese día, Lombardi dijo que "aún quedaba abierta"
la posibilidad de que el Pontífice le perdonara, a la vez que la
Secretaría de Estado precisó que el perdón era "un acto soberano" del
papa y que suponía "el arrepentimiento del reo y la sincera petición del
perdón al Sumo Pontífice y a todos los que han sido ofendidos de manera
injusta".
El perdón llegó hoy, dos días ante de la Navidad.