Añadió que se tienen pruebas de que su
padre fue hecho prisionero por las tropas del Ejército que lo perseguían
en las montañas de San José de Ocoa y que fue ejecutado criminalmente
horas después.
Al mismo tiempo, las familias Caamaño Deñó, Caamaño
Acevedo y Caamaño Grullón solicitaron al presidente Danilo Medina que
designe una comisión oficial para que se realicen estudios de ADN que
comprueben si realmente los restos enterrados en el Cementerio Nacional
de la avenida Máximo Gómez corresponden al coronel Caamaño.
“No nos oponemos a que estos restos sean llevados al Panteón
Nacional, como dispone un proyecto de ley aprobado por el Senado de la
República hace dos semanas, pero sí queremos que se confirme si son o no
los huesos de mi padre para tranquilidad de la familia y del país”,
dijo Caamaño Acevedo.
Con relación al enjuiciamiento de los
presuntos responsables del fusilamiento del líder de la Guerra
Constitucionalista de 1965, Fellita Caamaño Grullón, prima del coronel y
hermana del ex guerrillero Claudio Caamaño Grullón, dijo que su
pariente fue asesinado con saña. “Contra él se cometió un crimen de
odio, porque lo que se le hizo sólo así puede explicarse”.
Recordó
que testigos oculares afirman que a Caamaño no sólo lo fusilaron, sino
que ordenaron quemar su cadáver, y que como no se quemaba le destrozaron
la cabeza con ráfagas de ametralladoras, lo cortaron en pedazos y
ordenaron que lo que quedara lo echaran en hoyos como comida de cerdos.
“Esas órdenes fueron dadas por el general Milo Jiménez”, dijo Fellita,
quien acompañó a Caamaño en sus primeros años de exilio.
La semana
pasada el general retirado Juan Pou hijo reveló que el
fusilamiento de Caamaño fue ordenado por el entonces jefe de las Fuerzas
Armadas, almirante Ramón Emilio Jiménez Reyes, y que él fue testigo
presencial cuando se dio la orden. “Yo me opuse y Milo Jiménez me dijo
que no me metiera en eso”, dijo Pou.
“Yo no hablo mentiras, ni
tengo por qué hacerlo después de tantos años. Yo estaba presente cuando
dieron la orden y cuando empezaron a quemar el cadáver de Caamaño”,
narró el general retirado Pou hijo, quien entonces era mayor de la
Fuerza Aérea Dominicana (FAD).
Los familiares de Caamaño se
reunieron ayer sábado en la casa de su hermana Milagros Caamaño Deñó,
del ensanche Evaristo Morales, para plantear los términos de una carta
que le dirigieron al presidente de la República, Danilo Medina,
relacionadas con los restos del coronel Caamaño y su posible traslado al
Panteón Nacional. Así acordaron las consultas legales para el
sometimiento de los presuntos asesinos.
El hijo de Caamaño,
Francis Caamaño Acevedo, teniente coronel del Ejército, recalcó que con
su padre se cometió un crimen que debe ser castigado por la justicia,
porque se violaron las leyes del país y las convenciones internacionales
sobre prisioneros de guerra.
Los responsables deben ser enjuiciados
como prisioneros de guerra, como lo establece la Convención de Ginebra
de 1949, sin que se alegue prescripción alguna, porque basado en esos
principios se juzgan todavía a los criminales de la Segunda Guerra
Mundial de hace más 70 años”.
El artículo 3 de la Convención de
Ginebra precisa que los combatientes que hayan depuesto las armas y las
personas puestas fuera de combate por enfermedad, herida o detención
serán, en todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin
distinción alguna de índole desfavorable.
A este respecto, prohíbe, en
cualquier tiempo y lugar: a) los atentados contra la vida y la
integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas, las
mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios.