"En realidad estoy optimista sobre esto, en parte porque creo que tanto
los republicanos como los demócratas ahora reconocen que es lo correcto
que hay que hacer y siempre he dicho que va a requerir acción
bipartidista", dijo Obama a Univisión.
El mandatario concedió las entrevistas a las dos principales cadenas de
televisión en español en EE.UU. para abordar asuntos como la reforma
migratoria, su gira por México y Costa Rica la primera semana de mayo
próximo y su defensa de los matrimonios homosexuales.
"Estamos viendo ahora un buen espíritu bipartidista. Quiero alentar eso y, con suerte, podremos lograrla", agregó.
En la entrevista con Telemundo, por otra parte, Obama rechazó las
críticas de que los desacuerdos entre sindicatos y el empresariado sobre
un programa de "trabajadores huéspedes" amenazan con descarrilar las
negociaciones en curso.
"No estoy de acuerdo en que amenazan con arruinar la legislación. Creo
que hemos visto un enorme progreso en el último mes y medio; creo que
ambos lados, demócratas y republicanos, han tratado con seriedad las
negociaciones", opinó Obama.
En 2007, la reforma migratoria fracasó porque los legisladores no
lograron un acuerdo sobre asuntos relacionados con el control de los
futuros flujos migratorios.
Ahora, el llamado "Grupo de los ocho" del Senado prevé presentar
finalmente un proyecto de ley al regresar de su receso legislativo en
abril, si bien existen disputas sobre los parámetros de un programa de
legalización.
Pero Obama consideró que esas disputas son un "asunto que se puede
resolver" y dijo estar listo para mediar en esas negociaciones si es
necesario, aunque si fracasa el proceso del debate, él presentará su
propia legislación.
Aunque el gobernante ha hecho pocas declaraciones públicas sobre la
reforma -la última el lunes durante una ceremonia de naturalización en
la Casa Blanca-, ha sostenido diversas reuniones a puerta cerrada con
empresarios, líderes religiosos y activistas pro-reforma.
En ambas entrevistas, el mandatario pareció adoptar un tono más
conciliatorio con los republicanos, tomando en cuenta que en meses
pasados advirtió de que presentaría su propio plan reformista ante la
demora del Congreso.
Obama reiteró su apoyo a un plan que permita a los cerca de once
millones de indocumentados "ganarse" la legalización; que verifique el
estatus migratorio de los empleados; sancione a empresas que contratan a
sabiendas a indocumentados; refuerce la seguridad fronteriza, y mejore
el sistema de visas de manera que atraiga a los mejores talentos del
exterior.
El presidente y funcionarios de alto rango de su Gobierno han insistido
siempre en que la frontera sur está más segura que nunca. Bajo su
mandato, las tareas de vigilancia en la zona se apoyan en más de 20.000
agentes fronterizos y el uso de aviones no tripulados y equipos de alta
tecnología.
"No hay duda de que hemos mejorado la seguridad fronteriza
sustancialmente, y también es cierto que, dado el tamaño de la frontera
(con México), nunca será un 100 % perfecta", dijo Obama a Univisión.
Varios republicanos insisten en supeditar la legalización a que se
verifique la seguridad de la frontera sur, mientras algunos incluso se
oponen a lo que consideran como una "amnistía" inmerecida para los
indocumentados.
Sin embargo, según los expertos, un cambio sustancial en el debate de
este año ha sido el creciente peso electoral de los hispanos y otras
minorías, que contribuyeron a la reelección de Obama en las urnas en
noviembre pasado y a la derrota de los republicanos en contiendas
estatales y nacionales.
Hoy mismo, una coalición de 34 organizaciones hispanas nacionales
lanzaron una extensa campaña de movilización para continuar presionando
por la reforma, que incluirá 60 asambleas populares en estados clave del
debate, y visitas al Congreso.
Además, los grupos pro-reforma han convocado a "miles" de inmigrantes en
todo el país para una manifestación el próximo 10 de abril frente al
Capitolio.