SANTO DOMINGO:-La Asociación de Importadores de Armas de
República Dominicana respaldó ayer las recientes declaraciones del
ministro de Defensa, almirante Sigfrido Pared Pérez, de que la
prohibición de la importación de armas ha hecho más mal que bien a la
sociedad dominicana y a la seguridad de la población.
“Sabemos
que el decreto 309-06 que prohibió la importación de armas de fuego ha
creado un mercado negro, en el cual no existe ningún control ni es
supervisado por nadie. Es por esto que apoyamos las declaraciones del
Ministro de Defensa, y solicitamos al Poder Ejecutivo que revoque dicho
decreto”, precisa la entidad.
Indica que a partir del 2006 la
sociedad dominicana se ha visto expuesta a mayor tráfico de armas,
debido a que éstas no necesitan agotar ningún procedimiento para pasar
de una mano a otra.
Argumenta que es distinto a lo que ocurría
antes del decreto, ya que cuando una armería vendía un arma, ésta se
registraba a nombre del comprador que era depurado por las instituciones
policiales y militares.
“Y la única forma que tenía el comprador
de traspasar dicha arma a otra persona era agotando un proceso de
traspaso en el que se depuraba al siguiente comprador”, recordó.
Ilegales
Refirió que hoy en día las armas ilegales, como no están registradas a nombre de nadie, pasan de una mano a otra sin mayores consecuencias y terminando usualmente en manos de delincuentes.
Refirió que hoy en día las armas ilegales, como no están registradas a nombre de nadie, pasan de una mano a otra sin mayores consecuencias y terminando usualmente en manos de delincuentes.
“Hoy cuando una
persona, para defenderse a sí mismo o a sus bienes decide adquirir un
medio de defensa como un arma de fuego, y se ve obligado a tener que
adquirirla ilegalmente por no existir otro medio legal, está poniendo en
riesgo a toda la sociedad, porque nadie tiene control de donde es dicha
arma, o a quién pertenece, y dónde irá a parar”, añadió.
Indicó
que las armas así adquiridas tienen un altísimo riesgo de terminar en
manos de delincuentes porque quienes las importan o compran, terminan
queriendo deshacerse de ellas por ser ilegales, aún cuando quien en
principio propiciara su importación fuera una persona de bien.