DAJABON:- Los ocho principales puestos
fronterizos entre Haití y República Dominicana permanecían este fin de
semana congestionados con el arribo de decenas de miles de haitianos
indocumentados que regresaban a su país ante la imposibilidad de
acogerse al Plan Nacional de Regularización de Extranjeros que culminó
el pasado miércoles.
La mayor afluencia de haitianos se registró en el puesto fronterizo
de esta ciudad, ubicada a 300 kilómetros de Santo Domingo y 144 de
Santiago, mientras la llegada de haitianos era menor por Jimaní y Elías
Piña y Pedernales en la región Sur.
La mayoría de los haitianos que regresan a su país proceden de la
zona urbana de Mao, Santiago Rodríguez, Santiago, Moca, La Vega, San
Francisco de Macorís, Constanza, Cotuí y de la zona agrícola de Licey al
Medio, Cayetano Germosén, la provincia Valverde y otras.
Muchas familias haitianas
se unieron para cubrir el pasaje desde los lugares donde vivían hasta la
Aduana de esta ciudad, donde abordaron algunas camionetas y otros
medios de transporte hacia Ounamninthe y otras ciudades.
Los indocumentados haitianos regresan a las ciudades de Anse-A
Pietre, Velladere, Mal pase, Ounaminthe, Cabo Haitiano, Jacmel, Croix de
Buquet, y otras ciudades próximas a la franja fronteriza con República
Dominicana.
Para proteger a los haitianos que regresan voluntariamente las
autoridades dominicanas, especialmente la Policía Nacional, el J-2,
Departamento Nacional de Investigaciones (DNI), el Departamento de
Operaciones de Investigaciones Fronterizas (Doif) y otras agencias
investigativas del Gobierno, han formado brigadas que trabajan
coordinadas.
Esas agencias tratan de evitar que bandas de haitianos y de dominicanos asalten a los que regresan a su país de retirada.
Sin embargo las quejas por las dificultades en la Dirección General
de Aduanas y por los ultrajes de parte de supuestos empleados de la
Dirección General de Migración continúan, por lo que muchos haitianos
pagan entre mil y cinco mil pesos para que les permitan regresar a su
país rápidamente.
Mientras tanto el Cesfront, que comanda el general Carlos Aguirre
Reyes, mantiene sellada la frontera sin permitir la entrada de ningún
extranjero sin documentos.
Los soldados también impiden la salida hacia Haití de dominicanos y
de cualquier extranjero que no sea haitiano, sin los documentos que
establece la ley.
La vigilancia se lleva a cabo desde el Centro de Control en Capotillo
Dajabón, donde toda la franja fronteriza es monitoreada vía satélite,
con imágenes biométricas y elelctrónicas.
Los militares patrullan en
camionetas, motocicletas saltamontes, fourwheells y otros vehículos para
impedir la incursión ilegal de extranjeros en el país y detectar
contrabando de madera, carbón, productos prohibidos, armas y drogas.
