SANTO DOMINGO:-Otro robo, ahora de decenas de lámparas fabricadas en Barcelona, España, especialmente para instalarse en el museo Faro A Colón, fueron sustraídas de los interiores de la edificación ubicada en el municipio Santo Domingo Este, lo que ha motivado el arresto de los miembros de la Marina de Guerra que regularmente prestan servicios en la edificación visitada a diario por dominicanos y extranjeros.
La sustracción de las lámparas, alrededor de 90 y cada una de las cuales cuesta actualmente unos 1,000 euros, se produjo hace días, pero el gobernador del monumento, coronel de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD), ha ordenado a los demás funcionarios que no se atrevan a comentar el hecho a fin de no afectar la imagen del gobierno ni su gestión.
No obstante, el hecho no ha pasado desapercibido ya que desde el pasado martes se ha observado la entrada y salida al museo de oficiales de la Marina de Guerra que han estado interrogando a sus subordinados, así como a algunos empleados de quienes se sospecha que pueden estar involucrados en el robo.
Debido al robo de las lámparas, la mayoría de las escaleras permanecen a oscuras, lo que ha motivado que algunos empleados sufran caídas, se hayan golpeados y hayan sufrido otros accidentes personales, además del terror que tienen de que sean afectados por las investigaciones que se llevan a cabo.
Robo del Arcabuz.
La sustracción de las costosas lámparas, cuyo destino se investiga a fin de determinar si ya fueron vendidas a establecimientos comerciales, recuerda que en la misma gestión del coronel Jiménez Pérez también se robaron un arcabuz, el que días después fue encontrado en un basurero donde lo dejó un recogedor de basura cuando era perseguido por agentes de la Policía.
Conforme a las investigaciones de las autoridades, el arcabuz fue sacado de día de una sala de restos antiguos en una funda negra y depositado en un tanque como basura por un empleado, quien luego volvería en la noche para recogerlo con fines de venderlo.
No obstante, el arcabuz fue encontrado por un recogedor de desperdicios, quien al creer que había sido botado por las propias autoridades del Faro A Colón, comenzó a buscarle venta como hierro viejo, pero fue denunciado cuando trascendió el robo de la valiosa pieza y al verse perseguido, optó por abandonarlo en un basurero del aledaño sector de Villa Duarte.