“Desde
aquí se ve que a mi casa le falta la mitad”, expresó Sugeiry Mercedes
Martínez, con ocho meses de embarazo, refugiada en la capilla San José
en el sector La Barquita.
Otra preocupación que tiene la dama es
que sus tres hijos de cinco, nueve y 10 años no podrán asistir a la
escuela debido a que sus uniformes y útiles escolares se encuentran bajo
agua dentro de la vivienda.
“Una de mis hijas tiene la misma ropa desde hace tres días y yo no tengo qué ponerme”, contó Martínez.
Dijo
que lo único que su esposo logró rescatar fue un gavetero para el bebé
que viene en camino y una lavadora de medio uso que compró, ya que la
que tenían se dañó hace dos meses cuando el río creció por las lluvias
de la tormenta Isaac.
Explicó que su esposo, Rubén Mujica, no
tiene trabajo estable, que sólo “chiripea” y no sabe a dónde se
refugiará con su familia, ya que si su vivienda de madera y zinc está
destruida, no tienen dónde ir.
En la misma situación está Gladys
Sánchez, quien dice haber perdido todo, pues los alimentos y equipos de
cocina de su cafeterita quedaron inservibles.
“Mira el televisor
donde lo saqué porque se dañó por completo, es nada que quedó del
negocio”, expresó la dama, tras asegurar que es de su cafetería que
sobreviven ella y sus ocho hijos.
El agua desciende
El
agua está bajando, y mientras vuelve a su nivel muestra el estado de
deterioro de las viviendas que quedaron inundadas. Los moradores tratan
de sacar el lodo del interior de sus casas con el agua que arrastró el
río.
El olor a humedad y el lodo los arropa como cada vez que el
acuífero crece y los inunda. Aunque el río ha empezado a descender,
muchas son las viviendas que permanecen bajo agua y por ello 139
familias aún se albergan en el refugio.
Saber que llega la noche
es lo más inquietante para las mujeres y niños que allí duermen. “La
respiración uno a otro no la estamos tragando”, expresó con
desesperación Eridania Rosario, presidenta de la junta de vecinos
Agustina Berberé.
Rosario dijo que el grado de lodo y deterioro de
las viviendas no ha permitido que los que se albergan en el refugio
regresen a sus casas.