La Policía relató que el agresor la amarró a
una silla para rociarle una sustancia cauterizante y confesó que lo hizo
porque ella no quería seguir relacionándose con él debido a la
violencia con que la trataba.
Este conmovedor suceso ocurrió el
pasado lunes, pero un día después, en San Felipe, Villa Mella, de Santo
Domingo Este, otro hombre celoso disparó en la vagina a su ex mujer,
Cristina Troncoso, de 22 años, pero ella se defendió y la bala sólo le
rozó el muslo derecho.
Una semana antes, un sujeto identificado como
Jaime Herminio Germosén agredió a batazos a Grisel Bonilla. en Santiago,
y luego la lanzó de una cuarta planta.
Los casos de Mary,
Cristina y Grisel son apenas tres eslabones recientes de la larga cadena
de agresiones, heridas, mutilaciones y maltratos que han sufrido unas
3,500 mujeres durante el año que transcurre, como secuencia de la
violencia machista.
Pero afortunadamente ellas sobrevivieron, contrario a
otras 146 mujeres que han sido asesinadas en el país, mayormente por
sus parejas o ex parejas, desde el primero de enero hasta ayer 13
octubre.
Tragedia nacional.
Los feminicidios y las
agresiones a mujeres se han convertido en las peores estadísticas
noticiosas en República Dominicana en los últimos seis años, hasta el
punto que algunos han calificado la situación de “tragedia nacional”.
Según
levantamientos de los observatorios de Ejercicio Ciudadano de las
Mujeres y Femicidios de la UASD, en los primeros nueve meses del año
hubo 142 femenicidios, pero hay que agregar otras cuatro muertes
ocurridas esta semana.
En por lo menos 42 casos, las víctimas
habían llegado a hacer denuncias. La muerte fue sólo el desenlace de la
secuela de agresiones físicas con armas de fuego, cuchillos, garrotes y
otros objetos, que dejaron mutiladas y con lesiones permanentes a
decenas de estas madres antes de que fueran asesinadas.
Aunque las
denuncias de agresiones, hostigamientos, ataques e intento de
femenicidios sobrepasan de 3,500, según los reportes de las fiscalías y
los cuarteles policiales de todo el país, la procuradora general adjunta
para Asuntos de la Mujer, Roxanna Reyes, estimó que el 80% de las
agresiones y las golpeaduras permanecen en silencio.
Desde que el
ex fiscal José Manuel Hernández Peguero, creo las fiscalías especiales
de protección a la mujer y contra la violencia de género en el año 2006,
más de 4,000 maridos violentos han sido procesados, amonestados y
sometidos a terapia en el Distrito Nacional, y un número mayor en las
provincias Santo Domingo, Santiago y San Francisco de Macorís.
El mayor
número de condenas, 50 de ellas a 20 y 30 años, se han producido en la
provincia Santo Domingo.
En ocho de cada diez de los 145
femenicidios registrados este año, el presunto agresor resultó el marido
o ex pareja de la víctima, siendo uno de los daños colaterales más
dramáticos la cantidad de niños, niñas y adolescentes que han quedado
brutalmente huérfanos: 368 hijas e hijos perdieron a su madre como
consecuencia de la violencia de género, de los cuales alrededor de 280
son menores de edad.
El mismo Hernández Peguero ha pedido al gobierno
que designe un fondo especial para ofrecer protección, educación y
cuidado mental a niños sin padres y traumatizados.
“Es necesario
considerar a la violencia intrafamiliar como una cuestión política,
social, cultural y de derechos humanos, de manera que podamos apreciar
la gravedad de la situación que viven las mujeres y sus hijos en la
República Dominicana como una realidad colectiva ante la que se tiene
que actuar de manera inmediata”, declaró ayer el procurador general,
Francisco Domínguez Brito.
Si se comparan las estadísticas de los
últimos seis años se nota un ascenso sostenido de los femenicidios, de
190 en 2005 hasta 231 en 2011, aunque se proyecta afortunadamente que
para este 2012 la cifra no supere los 200 casos.
De todos modos
las muertes de tantas madres indefensas sigue siendo “una tragedia
nacional”, dijo Sergia Galván, directora de la Colectiva Mujer y Salud,
mientras que organismos internacionales consideran a República
Dominicana como uno de los países con mayor número de feminicidios al
año en América Latina y el Caribe.
Indefensas.
En los
últimos días, se presentó otra vez un video en el que aparece la señora
Miguelina Rodríguez, de Pueblo Nuevo, Santiago, denunciado las
agresiones y las golpizas que le propinaba su marido, quien finalmente
la asesinó a puñaladas en un salón de belleza, como una muestra de los
recursos desesperados que tuvo que utilizar esta mujer ante la inacción
judicial luego de 115 denuncias en contra de su agresor.
El hecho,
tan conmevedor como irreparable, puso en primer plano la impunidad con
la que pueden actuar perpetradores de la violencia machista. Los
femicidios son la expresión más extrema de ese problema social y la
muestra más dramática de cómo el Estado no llega a proteger a tiempo a
muchas de las víctimas.
LAS VÍCTIMAS TENÍAN EDADES ENTRE 13 Y 45.
Al menos en 31 de los feminicidios del primer semestre del año, las víctimas habían hecho denuncias.
Es decir, que trataron de romper el llamado “círculo de la violencia”.
En doce, los agresores tenían orden de exclusión del hogar o prohibición
de acercarse a la víctima, dictada por la Justicia, pero la medida
–quedó en evidencia– no fue suficiente para evitar que las volvieran a
agredir hasta matarlas.
De 120 femicidios publicados en los
medios nacionales, en 68 el presunto asesino fue el esposo o el novio;
en 24, una ex pareja, es decir que la mayoría fueron cometidos por el
marido o el ex.
En los demás casos, las muertes fueron perpetradas aparentemente por otros familiares, vecinos, mujeres rivales o desconocidos.
En
43 casos, las muertes se produjeron en vivienda compartida con el
feminicida y en 32 en la casa de la víctima, 45 femicidios tuvieron
lugar en la calle. La mayor parte de las asesinadas fruto de la
violencia machista tenían entre 13 y 45 años.