
Los legisladores aprobaron sin cambios,
por 257 votos a favor y 167 en contra, el proyecto remitido por el
Senado, que mantiene las rebajas fiscales para la mayoría de los
estadounidenses y aplaza por dos meses los drásticos recortes
automáticos del gasto público acordados en 2011.
Entre los
republicanos que votaron finalmente a favor del compromiso figuran el
propio presidente de la Cámara, John Boehner, y el excandidato a la
vicepresidencia de EE.UU., Paul Ryan.
La votación en la Cámara
Baja se produjo después de una intensa jornada en la que los
republicanos, que ostentan la mayoría, estuvieron a punto de hacer
descarrilar el compromiso.
Destacados dirigentes del partido se
pronunciaron en contra del pacto fraguado el día anterior entre el
vicepresidente del país, Joe Biden, y el líder de la minoría republicana
del Senado, Mitch McConnell.
Un número significativo de miembros
republicanos había exigido introducir en el proyecto de ley una enmienda
para recortar el gasto del Gobierno en 300.000 millones de dólares.
Pero
la introducción de esa enmienda requería una mayoría de 217 votos que
el presidente de la Cámara, el republicano John Boehner, no vio posible
reunir.
El intento de enmendar el compromiso del Senado habría
supuesto de hecho la muerte del preacuerdo bipartidista, debido a la
falta de tiempo para negociar los cambios con la Cámara Alta antes de la
instalación el día 3 de un nuevo Congreso.
El próximo jueves
iniciará su andadura una nueva Cámara, salida de las elecciones del
pasado 6 de noviembre, y los proyectos que no hubieran sido adoptados
quedarían anulados.
Entre otras medidas, la legislación aprobada
hoy, que entrará en vigor en cuanto la firme el presidente Barack Obama,
convierte en permanente el nivel actual de los tipos impositivos para
un 98 % de las familias y un 97 % de los pequeños negocios.
Eleva,
por el contrario, el impuesto para las parejas con rentas anuales
superiores a los 450.000 dólares, que volverán a contribuir con un tipo
del 39,6 % como hace dos décadas, en lugar del 35 % actual.
Se trata de la primera subida de impuestos aprobada en EE.UU. con apoyo bipartidista en 20 años.
El
acuerdo no prorroga, sin embargo, la rebaja temporal de las retenciones
sobre los salarios que aprobó el gobierno de Obama dentro de las
medidas de estímulo a la economía, por lo que los estadounidenses sí que
notarán a partir de mañana una reducción de sus salarios netos.
A
través de esa combinación de subidas de los tipos y reducción de
ciertas deducciones para los más adinerados, el Gobierno espera recaudar
620.000 millones de dólares en nuevos ingresos en los próximos diez
años.
La ley prorroga, además, por un año el subsidio de emergencia por desempleo que beneficia a 2 millones de estadounidenses.
Aplaza,
sin embargo, por dos meses, los recortes automáticos previstos en el
gasto del Gobierno federal, lo que presagia nuevos enfrentamientos en
poco tiempo entre republicanos y demócratas.