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La denuncian la hacen los propios internos,
algunos de ellos llevados en estado crítico al hospital Francisco A.
Gonzalvo con llagas supurando o emanando un fétido líquido, que obliga
apartarse de su alrededor.
Cristian Mateo, quien lleva un mes preso en el
penal acusado de narcotráfico, denunció que adquirió la bacteria o
parásito en una de la celda del recinto carcelario, donde el
hacinamiento es impropio y no pueden estar humanos, por el nauseabundo
olor que emanan las paredes y el baño.
Por la afección, relata el recluso, le resultan afectados el miocardio y sistema respiratorio.
Narró fue detenido por la unidad antinarcóticos de
la Policía mientras compraba un refresco y que, sin haber traficado
drogas, se encuentra recluido desde hace un mes en un lugar que, según
él, no resiste ningún ser humano.
“En el baño de la cárcel preventiva hay un parásito que está enfermando y matando reclusos”, sostuvo.
Agregó que la bacteria se ve caminar por las paredes del baño, donde el mal olor es insoportable por la falta de agua.