Por Reymi Morales
DESDE LA MESA:- EL recién pasado 16 de agosto, tuvimos en el municipio de Nagua, provincia María Trinidad Sánchez, la experiencia de constatar que la llamada democracia en que vivimos los dominicanos, es una democracia podrida.
El diccionario en línea define en una de sus acepciones que, podrido es algo que está corrompido o dominado por el vicio o la inmoralidad. Y ciertamente, los dominicanos actuamos en sociedad como si ejercitar la verdadera democracia es un acto inmoral, vicioso.
A propósito del 16 de Agosto, fecha en que los ayuntamientos hacen su rendición de cuentas, esto es, decir a sus munícipes en qué y cómo se gastaron los ingresos de un año fiscal, el regidor Nelson Mendoza, saliente presidente de la sala capitular, denunció el día anterior que durante el año a rendir cuentas, 2017-2018, se habían cometidos anomalías que se contraponen con la transparencia.
Ese hecho, la denuncia, que debió ser acogido por todos los ciudadanos como una muestra de seriedad y cumplimiento de su deber de fiscalizador, fue acogido por la mayoría de sus compañeros de partido y algunos ciudadanos como un acto no bueno para la democracia, como si fuera algo inmoral, vicioso.
Lo que explica la actitud de los que denegaron la acción cívica y ciudadana del honorable regidor Mendoza, es la poca conciencia ciudadana de lo que es una verdadera democracia. Y demostraron estar tan podridos, como la democracia misma que ellos dicen defender.
Es tan terrible el efecto de la podredumbre de la democracia en algunos los ciudadanos, que la asistencia al acto de rendición de cuentas fue mínima,ante el supuesto temor de que se armara un lío por la denuncia hecha por el concejal.