“El gobierno está preocupado por esta violencia de género, que parece agravarse.
Este mismo mes someteremos una nueva estrategia para prevenir los feminicidios”, dijo Dominguez Brito.
Agregó
que se debe dar otro enfoque a las estrategias para reducir la
violencia intrafamiliar y que debe hacerse de manera conjunta con la
sociedad”, agregó.
Dijo estar alarmado por los hechos sangrientos
ocurridos ayer en el ensanche Lupéron de la capital y en San Pedro de
Macorís, con un saldo de tres madres muertas y dos padres suicidados,
que han consternado el ánimo del público.
Viernes sangriento.
En
el ensanche Luperón, del Distrito Nacional, el comerciante Gilberto
González, mató a balazos a su esposa, Jacqueline Méndez, de 39 años, y a
su ex cuñada, Xiomara Capellán, luego que tuvieran una discusión por
intimidades de la familia, dijo la Policía. Una hora más tarde, el doble
feminicida se suicidó disparándose con la misma pistola.
La tragedia conmocionó el vecindario de la calle 2 Sur y 25 Este, del ensanche Luperón.
Ambas
mujeres eran madres de tres hijos cada una. Dos de los hijos de Méndez
eran hijos del matador González, que previamente los llevó al colegio
donde estudian y luego regresó para matar a las dos mujeres.
Mientras
que en San Pedro de Macorís, el médico Nicolás Fondeur, de 47 años,
mató de un balazo en la cara a su esposa Liquenia Villa, de 35, quien
también era médico.
Luego, el doctor se suicidó con la misma
pistola disparándose en la sien. Junto a los dos cadáveres
ensangrentados, descubiertos en la alcoba matrimonial, la Policía
encontró a una niña de 5 años, única hija de la pareja.
Fondeur
era especialista en ortopedia y trabajaba en el Hospital Antonio Musa,
de San Pedro, mientras que Villa, nacida en Cuba, trabajaba en los
servicios médicos sociales de la Iglesia de la Cristianización.
Los
investigadores policiales entrevistaron ayer a varios familiares y
vecinos de las víctimas, y en ambos casos se adelantó que las perejas
arrastraban rencillas e incomprensiones sentimentales. La sexta víctima
fue Bernardo Almonte, de 42 años, quien se ahorcó en el baño de su casa
de Cienfuegos, Santiago, afectado por una depresión que le provino por
la separación de su esposa.
Referente a estos feminicidios, el
procurador Domínguez Brito dijo que su aumento y la acentuada violencia
entre parejas de distintos niveles sociales, ponen en evidencia graves
fallas en el sistema de justicia. “Es una situación bastante compleja
que se va complicando cada vez con hechos más violentos y sangrientos”.
Entrevistado
en el Palacio Nacional, dijo tener que rediseñarlo todo para que el
país tenga una política más efectiva de prevención, y adelantó que
convocará a los organismos competentes para reformular nuevas
estrategias que evitarán tantas tragedias en el seno de las familias.
Tras
calificar de alarmantes los hechos de ayer, dijo que no era posible que
se mantuviera esa situación sin que las autoridades y toda la sociedad
formulen un nuevo plan que reduzca la violencia. “Hay que preguntarse
qué pasa, por qué tanta violencia, maltratos, abusos y falta de respeto
en las familias, porque tenemos que romper el círculo y la cultura de
muerte que parece acrecentarse en el país”.
OBISPO EXPRESA PESAR POR FEMINICIDIOS .
El
obispo de Barahona, monseñor Rafael Felipe, dijo ayer que la iglesia
Católica está preocupada y alarmada por la ola de violencia familiar y
la cantidad de feminicidios que se han registrado en los dos últimos
años. Por igual, el prelado se refirió a los suicidios y otras muertes
violentas que se producen a diario en distintas regiones del país.
En
declaraciones a nuestro corresponsal en Barahona, Benny Reyes, el
obispo dijo que la ola de violencia y muertes se suman a otros graves
problemas sociales presentes en la nación, lo que se convierte en “gran
desafío” para las presentes autoridades.
“Se trata de una
situación muy grave, muy seria, porque se está perdiendo el respeto y el
valor de la vida”, expresó el obispo, agregando que las muertes
violentas aumentan y que se deben buscar soluciones y aplicar medidas
generales que induzcan a los ciudadanos a respetar la vida de los demás y
la suya propia, y más aún la de su familia