Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se
define la Competencia
como la capacidad efectiva para llevar a cabo de manera exitosa una actividad
laboral plenamente identificada. La Competencia sugiere pues, la impronta verdadera
de la capacidad real de una persona frente a una tarea o función determinada.
Las Competencias se construyen en las personas, asimilando sus
dotes innatas y adquiridas. Por ello, las Competencias evolucionan, cambian; se
convierten en un imán dinámico y flexible en función de las circunstancias y de
la agudeza del contexto. Conlleva, por decirlo así, una clara obviedad de la
visión holística, sistémica y sinérgica del conocimiento.
Las organizaciones no se conciben sin personas y son estas las que
marcan la diferencia para el éxito o fracaso de las mismas. Empero, en este tránsito
en que nos encontramos, tener personas no significa que tenemos talentos.
TALENTO son las personas dotadas de competencia y por lo tanto, las personas
para ser talentosas, requieren ser transformadas. Transformadas en la espina
dorsal del conocimiento, de las habilidades, en el buen juicio y en las
necesarias actitudes. Todo ello para poder tener siempre un espíritu
emprendedor, audaz, curioso y polivalente.
Uno de los factores claves en la pérdida de competitividad del
país es la poca competencia de las personas. Esa poca competencia es lo que
produce la reducida EMPLEABILIDAD del Capital Humano de la sociedad dominicana.
La Empleabilidad se refiere a la capacidad de las personas
para obtener empleos.
En los últimos dos años el Foro Económico Global nos dice que
hemos ido perdiendo puntos en competitividad al pasar del ranking, escalón 95
(2009) al 101 y de este al 110 y ahora al 115. De igual manera, el Informe
Doing Business 2013 del Banco Mundial nos sitúa en la posición 116, dentro de
las 185 economías evaluadas. El Doing Business 2013, de 10 categorías evaluadas
de un año a otro, nos deterioramos en 8 y en las dos que no perdimos en el
ranking, nos quedamos igual, por lo que el cambio fue 0.
Cuando el Cuarto Informe del Foro Socioeducativo (FSE) señala que
entre el 40–60% de las personas que concursan para Docentes, Directores y
Subdirectores son rechazadas; lo que nos están diciendo es que las personas que
estudian para esos puestos, no están saliendo con los conocimientos,
habilidades, actitudes y juicio para realizarlos. Vale decir, no salen con el
Talento necesario y por lo tanto, no son empleables por no tener la Empleabilidad , la
capacidad para obtener un empleo determinado.
El rol fundamental de las universidades es cómo producir profesionales
con el talento necesario para el mercado laboral y para la sociedad. Es asumir
una mirada que aborde el presente y al mismo tiempo lo trascienda. Vincular las
necesidades reales con las necesidades potenciales. Presente y Futuro, como dos
caras permanentes que se encuentran sistemáticamente.
Cuando se visualiza en esa perspectiva, presente y futuro,
logramos cerrarle el paso a la erosión del coeficiente de Empleabilidad; que
significa no solo la capacidad de una persona para lograr un empleo, sino al
mismo tiempo para poderlo mantener conforme los conocimientos, las destrezas y
las habilidades cambian en la fisonomía y evolución de los puestos y sus
funciones.
Tenemos que dejar atrás ese autismo que nos viene carcomiendo como
sociedad, sobre todo, de las elites políticas y empresariales, para realmente
movilizar con energía renovada al Capital Humano para transformarlo en Talento,
llave necesaria para la competencia, la competitividad y la Empleabilidad.
Esta triada conforma en
cualquier sociedad la verdadera riqueza de una economía y el bienestar
necesario de una población, al poder lograr empleo decente que agreguen más
valor cada día. Es una llamada a poder integrar y causalizar el capital
humano en el devenir crucial de la sociedad dominicana.