Desde las nueve de la mañana todos los días se
dedica a limpiar los cristales de los vehículos que por allí transitan, y
dice que con lo que consigue a diario mantiene a su pequeña de un año y
seis meses y a su esposa.
Aunque siente que el sol quema su piel
con intensidad, sus deseos de salir de ese “oficio” en el que ha
permanecido por 12 años, combaten esta realidad que tanto le agobia. “Yo
quisiera salir huyendo de aquí, ese sol es un infierno; uno porque no
tiene los medios para salir de aquí, pero esto no es fácil.
Para estar en el barrio haciendo lo mal hecho, mejor estoy aquí trabajando”, exclama.
Sostiene
que a diario se lleva a su hogar unos quinientos pesos, logrados en la
tanda de nueve a 12 de la mañana y de 4 de la tarde a 9 de la noche. “Lo
poco que consigo lo gasto en mi familia”, agrega.
La muerte de un
limpiavidrios el pasado sábado en la avenida Sarasota esquina Jiménez
Moya, del sector Bella Vista, cuando un conductor le propinó un disparo
luego de una discusión, presuntamente porque este le tiró una esponja
mojada en el cristal delantero, le parece un abuso al joven.
Asegura
que quienes realizan esta tarea son personas honradas que se ganan el
sustento de su hogar y que ellos no agreden a los conductores.
Al
mismo tiempo él y otros limpiavidrios que comparten el lugar de trabajo,
solicitan justicia de parte de las autoridades para que este tipo de
evento no se repita, reportan que ya van dos muertos y un herido de bala
por esta situación.