Santo Domingo:-El candidato presidencial de Alianza por la Democracia , Max Puig, denunció que fruto de la corrupción los funcionarios peledeistas compiten unos con otros por tener la mejor yipeta, la mejor mansión en la ciudad y en la montaña, el mejor yate, el Jet más veloz y moderno, la finca más grande y la villa hotelera más lujosa.
El ex ministro de Trabajo prometió que, si es elegido presidente, aplicará tolerancia cero contra la corrupción en el Estado dominicano.
Al participar en el cuarto Diálogo con los Candidatos Presidenciales de Participación Ciudadana”, expresó: “Todos somos testigos de las fortunas mal habidas que se exhiben sin pudor”.
Recordó que el pasado 28 de octubre Latino barómetro dio a conocer su informe 2011, según el cual la República Dominicana aparece como el país con la más baja percepción de transparencia en el Estado.
“Estoy convencido de que la ostentación de riquezas de que hacen galas tantos funcionarios, actuales y pasados, guarda una relación directa con la pobre percepción que se tiene de los niveles de transparencia en nuestro país”, dijo.
Puig sostuvo que el hecho de que actualmente no haya funcionarios presos de ningún Gobierno, demuestra que no existe voluntad política para someter a los corruptos.
“Hay funcionarios que dedican lo fundamental de su esfuerzo a enriquecerse ilícitamente a costas de los recursos del erario.
Estos funcionarios entran a menudo en competencia con otros de su mismo tipo con miras a ser nominados como el de la yipeta más lujosa, el del yate más costoso, el de la mansión faraónica en la ciudad y en la cima de la montaña, el de la finca más extensa, el de la mejor villa hotelera o el poseedor del jet privado más rápido y cómodo”, subrayó.
Dijo que para entender el paternalismo es necesario recordar que cuando nació la República Dominicana la sociedad era eminentemente rural, y los primeros gobernantes fueron hacendados que reclutaron los soldados entre sus peones.
“En esta mentalidad paternalista se manejan igual la familia, la finca y el gobierno. Muy asociada al anterior se sitúa el patrimonialismo, es decir la práctica de los gobernantes a confundir, y a utilizar, el patrimonio público como si fuese propio”, expresó.
Consideró que este mal se prolonga hasta la actualidad, y por eso muchos funcionarios conciben el Estado como botín. “Las pruebas de esta afirmación sobran”, precisó.