CARACAS:-La oposición venezolana desafía este martes al gobierno con una marcha
sin autorización por el centro de Caracas, en la que un dirigente
radical opositor prófugo de la justicia prometió entregarse.
Tras dos
semanas de protestas estudiantiles a las que se sumaron sectores de la
oposición y que el miércoles pasado dejaron tres muertos y decenas de
heridos, la manifestación marchará al finalizar la mañana desde el
opositor sector de Chacao al Ministerio de Justicia, ubicado en
Libertador, un feudo chavista.
Pero el gobierno advirtió que la protesta carece de permiso y anunció
además dos actos para el martes en el mismo sector, un concierto por la
paz en Plaza Venezuela y una marcha de trabajadores petroleros hacia el
Palacio de Miraflores, en la que participará el presidente Nicolás
Maduro, que califica las manifestaciones opositoras como un “golpe de
Estado en desarrollo”.
El lunes, ambas partes se reprocharon la temeridad de convocar dos
marchas que podrían encontrarse, en este país altamente polarizado que
tiene todavía muy presente los hechos de abril de 2002, cuando una
manifestación opositora hacia el palacio presidencial derivó en un
sangriento golpe de estado que derrocó brevemente al entonces presidente
Hugo Chávez.
En su nuevo programa nocturno por la televisión oficial, el presidente
de la Asamblea Nacional y número dos del chavismo, Diosdado Cabello,
aseguró: “Ni una sola marcha opositora va a entrar a territorio del
municipio Libertador. No van a pasar. No está autorizada”.
“El estado es el primero que debe garantizar que esto se dé de la mejor
manera”, replicó Carlos Vecchio, coordinador político de Voluntad
Popular, cuyo líder Leopoldo López es el promotor de la marcha
opositora.
López, un joven economista educado en Harvard y con una dilatada carrera
política, está oculto desde que el gobierno emitió la semana pasada una
orden de captura por los desmanes, pero el domingo difundió un video en
el que prometió entregarse a las autoridades durante la marcha. “Si hay
alguna decisión de ilegalmente meterme preso, pues allí estaré para
asumir esa persecución”, dijo el líder de Voluntad Popular, cuya sede
fue allanada este lunes.
“Vayamos todos vestidos de blanco para significar nuestro compromiso con
la paz. Los invitaré a caminar hasta un punto y de allí en adelante iré
yo solo. No quiero que se exponga la vida (…) de ningún compatriota”,
agregó. Él y otros dirigentes impulsan bajo la consigna “La salida” la
táctica de ocupar las calles para oponerse al gobierno de Maduro, electo
en abril de 2013, y forzar un “cambio constitucional” pese a que no
puede haber un referendo revocatorio del mandato presidencial hasta
abril de 2016.
Aunque esta táctica ha generado posiciones encontradas en el seno de la
coalición opositora que se formó en 2012 para derrotar a Hugo Chávez en
octubre de ese año, su líder y excandidato presidencial, Henrique
Capriles, aseguró que participará en la marcha del martes.
“Podemos tener diferencias pero somos solidarios”, dijo a una radio
local el joven gobernador de Miranda (norte), que sostiene “que las
condiciones no están dadas” para “la salida” del gobierno de Maduro, a
pesar de los altos niveles de inseguridad, inflación y escasez de
productos básicos que sufren los venezolanos.
La tensión por las marchas estudiantiles que se suceden a diario en
Caracas y otros puntos del país -la mayoría pacíficas, aunque algunas
degeneraron de disturbios nocturnos– ha puesto de nuevo al país
petrolero en el punto de mira de la comunidad internacional.
Varios
gobernantes de la región han cerrado filas con Maduro, mientras
organizaciones internacionales como Celac y Unasur y países como México y
Panamá exhortaron a resolver las diferencias mediante el diálogo.
En un nuevo episodio en sus difíciles relaciones con Estados Unidos,
Maduro anunció el domingo la expulsión de tres funcionarios consulares
estadounidenses, a los que imputó por reunirse con universitarios, y
acusó al país norteamericano de injerencia en los asuntos internos de
Venezuela. La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, calificó
de “falsas y sin sustento” las acusaciones de Venezuela sobre Estados
Unidos, su primer socio comercial.